Esta web homenajea con su nombre al autor francés Honoré de Balzac (1799-1850), autor prodigioso de la llamada Comedia Humana, una colección de varias decenas de novelas en las que intentó reflejar la inmensa riqueza de matices que constituye al ser humano.

Máximo exponente del período de transición entre las etapas romántica y realista, el escritor nacido en Tours disecciona las relaciones sociales de su tiempo y ofrece una mirada incisiva de los esplendores y miserias de los centenares de personajes que pasan por sus páginas. Su lectura nos permite comprender aún en la actualidad el estrecho vínculo que enlaza las causas con las consecuencias, en especial cuando el dinero media en las voluntades de los hombres. 

En el menú superior podrá acceder a la sección dedicada a Balzac, con detalles sobre su biografía,  análisis de su estilo, citas, imágenes y la lista de todas sus obras.




Ofrecemos a continuación un ejemplo magistral de la escritura de Balzac:

"En toda existencia hay un apogeo, una época durante la cual las causas actúan y mantienen una relación cabal con los resultados. Ese mediodía de la vida, en que las fuerzas vivas se equilibran y acontecen con todo su esplendor, no sólo se da en todos los seres orgánicos, sino también en las ciudades, las naciones, las ideas, las instituciones, los comercios y las empresas que, de la misma forma que las razas nobles y las dinastías, nacen, suben y caen. 

¿De dónde procede la rigurosidad con que este tema del crecimiento y la mengua afecta a cuanto se organiza en este mundo? Pues la propia muerte tiene, en tiempos de plaga, progreso, decrecimiento, recrudescencia y sueño. Incluso este globo nuestro es quizá un cohete algo más duradero que los demás. La Historia, al referir las causas de la grandeza y la decadencia de todo cuanto aquí abajo existió, podría avisar al hombre del momento en que debe detener el juego de todas sus facultades; pero ni los conquistadores, ni los actores, ni las mujeres, ni los autores escuchan su salutífera voz. 

César Birotteau, que debía considerarse en el apogeo de su buena suerte, interpretaba esa etapa de inmovilidad como un nuevo punto de partida. No estaba enterado de nada de esto; por lo demás, ni las naciones ni los reyes han intentado escribir en caracteres indelebles el motivo de esos vuelcos de que está preñada la Historia y de los que tan notables ejemplos brindan tantas cosas soberanas o comerciales. ¿Por qué no habrá pirámides nuevas que recuerden incesantemente el siguiente principio, que debe regir la política de las naciones tanto como la de los particulares: Cuando el efecto producido no tiene ya ni relación directa no proporcionalidad pareja con su causa, comienza la desorganización? Pero monumentos de ésos los hay por doquier: se trata de las tradiciones y de las piedras que nos hablan del pasado, que carta de ciudadanía a los caprichos del indomeñable Destino, cuya mano nos borra los sueños, que nos demuestran que los acontecimientos de mayor envergadura se resumen en una idea. Troya y Napoleón no son sino poemas. 

Ojalá esta historia sea el poema de las vicisitudes burguesas de las que no se acordó ninguna voz, porque parecían totalmente desprovistas de grandeza, mientras que, por eso mismo, son desmedidas; no se trata ya aquí de un único hombre, sino de todo un pueblo de pesares". 


Págs. 72 y 73. Honoré de Balzac. Grandeza y decadencia de César Birotteau, perfumista (1837). Alba.